Seguro que una cena bajo las estrellas, es el mejor restaurante del mundo y si la compartes con un grupo de buenos amigos, perfecta.
No solo escuchamos en una noche estrellada de luna llena, la historia del Leñador de la Luna, tambien nos deleitamos con una exquisita cena que a continuación relatare con sus recetas.
Algunos habiamos vivido en Madrid de pequeños, en una época donde de veraneo iban solo unos pocos privilegiados, alla por los años 50. La mayoria de las familias pasabamos el verano en la Casa de Campo o en la Dehesa de la Villa, donde era costumbre irse a cenar por las noches. Las que yo recuerdo eran en la Dehesa de la Villa, donde ibamos toda la familia incluidas las abuelas.De bebida lo típico el vino y la gaseosa. Mi madre siempre preparaba las tortillas de patatas, los filetes empanados, unos pimientos fritos, la sandia o el melón de postre. Estas frutas soliamos llevarlas en un cubo con hielo. Sin olvidar a mi abuela Juana que prepara una estupenda merluza a la romana y su especialidad los emparedados de jamón serrano. Saliamos todos de casa en procesión cargados, 6 niños, mis padres, las abuelas y mi tío. Pero no eramos solo nosotros, era típico en las calurosas noches de agosto ir alli las familias a cenar.
Recuerdo los chiringitos con sus sillas de madera, pedias la bebida y podias ocupar una mesa. Eso seguro que ya no existe, porque la ultima vez que pase por alli solo vi un par de restaurantes. Recuerdo que de aquella no existian los platos dechesables, ni tampoco los recipientes de plástico
Se llevaban los platos de casa, las cazuelas, los vasos. Para los niños era una gozada terminada la cena, podias alborotar entre los pinares, mientras los mayores disfrutaban de una tranquila sobremesa, cuando les dejabamos.
Tampoco falto en nuestra cena bajo las estrellas, la tortilla de patatas, acompañada de un exquisito salmorejo, los filetes empanados, sus tapitas de jamón y queso, el melón y de postre algo curioso que es típico por estas tierras, al final de la comida una tacita de ajo blanco de harina de habas. Al final algún dulce típico de estas tierras, un cafe con hielo y su copita.
Ahora es facil porque en el coche llevas de todo hasta nevera y tomar las cosas fresquitas no es como antaño. Entonces la gente se daba sus mañas, con hielo y sal, improvisaba sus neveras en cubos o barreños. Incluso mis padres compraron una heladora manual, que también soliamos llevar y recuerdo que salian unos helados riquisimos, si bien pasaban su buen tiempo dandole a la manivela y cuidando no faltara el hielo y la sal.
Seguro que si algunas personas que ya no cumplan los 5o se acordaran.
Es tarde y pense que me daria tiempo a dar las recetas, mañana sigo, porque los emparedados de mi abuela merece la pena saberlos hacer.
martes, 21 de julio de 2009
pinic en sierra morena
Hola Nale, aunque ha pasado mucho tiempo, digamos unos añitos recuerdo nuestras reuniones con los amigos bajo la luna y nuestras cenas. Nosotros nos reuniamos frente a una cena campera a contar historias.
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